Si pensás ascender más allá de donde termina la vegetación, es importante que sepas algunas cosas sobre la altura y cómo puede afectar tu cuerpo y tu mente.

Transitar el filo del cerro Vallecitos a más de 5000 metros de altura sobre el nivel del mar (msnm) al amanecer o contemplar el cerro Aconcagua desde la cumbre del Penitentes a más de 4000 msnm, son experiencias conmovedoras. Por eso, para que puedas sumergirte en el montañismo de altura y disfrutar de la experiencia de la mejor forma posible, te contamos 5 cosas que debés tener en cuenta.

En grandes alturas, hay menos oxígeno

La cordillera de los Andes es como un parque de diversiones para el montañismo de altura, pero su práctica tiene efectos significativos en el cuerpo y en la mente. Las personas nos desempeñamos mejor, tanto física como mentalmente, al nivel del mar, en donde la presión atmosférica es de 1 atm. Una vez que alcanzamos los 2500 metros sobre el nivel del mar, la presión atmosférica y el porcentaje de oxígeno disminuyen, por lo que es más difícil respirar.

Movete despacio y a un ritmo lento. Evitá movimientos bruscos, como agacharte y levantarte rápido. Descansá según sea necesario y respirá profundo.

Cuanto más alto vas, más intenso es el entorno

 Caminar a gran altura también puede afectar la hidratación de tu piel. Es importante que  siempre uses pantalla solar, protector labial y lentes de sol, junto con ropa que te cubra la cabeza y el cuello. 

 El aire enrarecido está acompañado por la falta de humedad. Tomá mucha agua, unos días antes y durante toda tu exposición a la altura.

Tené en cuenta el clima

El clima en la montaña puede cambiar drásticamente en cuestión de horas, ¡o incluso minutos! La lluvia, el granizo, la nieve, el frío y el viento de gran intensidad, son una posibilidad real durante todo el año cuando se camina por encima de los 3000 metros de altura.

Una vez que estés en el terreno, será imposible controlar el clima. Por eso, siempre tenés que analizar varios pronósticos antes de salir y, de ser posible, buscar la manera de chequear sus actualizaciones durante la salida.

Planificá tu viaje en función de las características del clima estacional del lugar al que vas. Por ejemplo, en el norte argentino, durante el período que va desde diciembre hasta marzo, los truenos y las tormentas intensas son comunes, por lo que es recomendable evitar esos meses.

Por encima de la “línea de vegetación”

El paisaje cambia a medida que ascendemos. La altitud de la “línea de vegetación” varía según el clima, pero, en todos los hábitats representa lo mismo: el límite hasta donde la vegetación es capaz de crecer, porque las condiciones se vuelven demasiado duras para ser tolerables.

El terreno se vuelve mucho más suelto y accidentado, por lo que es imprescindible contar con el calzado de montaña adecuado y protección para los tobillos.

En esta zona, las pircas suelen marcar el camino a seguir y es más difícil encontrar senderos bien formados. Además, las prácticas de bajo impacto se vuelven más estrictas. La falta de árboles y vegetación disminuyen la protección contra el mal tiempo, por eso, te recomendamos planificar con anterioridad tus opciones para saber cómo evacuar la zona o refugiarte, en caso de un temporal.

El mal de altura es real

El cuerpo no reacciona bien cuando subimos grandes alturas demasiado rápido. Cuando armamos un itinerario sin prever la aclimatación, el mal de altura puede manifestarse debido al cambio en la presión del aire y a la falta de oxígeno.

Para aclimatar, el cuerpo necesita ganar altura de forma progresiva. Así y todo, incluso habiendo seguido un plan correcto de aclimatación, el mal de altura puede manifestarse. Sus síntomas pueden incluir náuseas, dolor de cabeza, sed, falta de hambre o de coordinación, dificultad para respirar, confusión y vómitos. Si notás estas señales de advertencia desde temprano, la recomendación es no tomar medicamentos, sino hidratar bien y detener el ascenso hasta sentir una mejoría. En caso de múltiples síntomas de forma severa, la mejor manera de solucionarlo es bajar, descansar, hidratarse y comer alimentos livianos.

Caminar a gran altura vale la pena por las sensaciones únicas que se viven: la actividad física intensa se compensa con las vistas desbordantes y el aire único de la montaña. Vas a poder disfrutar la experiencia de forma segura si vas de a poco, descubriendo tu ritmo y teniendo en cuenta estos consejos. 

Y si querés seguir aprendiendo sobre montañismo de altura, te invitamos a darte una vuelta por esta otra nota de nuestro blog, en donde tenemos más información esperándote: ¿Porqué nos golpea la altura?

¡Buen ascenso!