Si pensás ascender más allá de donde termina la vegetación, es importante que sepas algunas cosas sobre la altura y cómo puede afectar tu cuerpo y tu mente.

Transitar el filo del cerro Vallecitos a más de 5000 metros de altura sobre el nivel del mar (msnm) al amanecer o contemplar el cerro Aconcagua desde la cumbre del Penitentes a más de 4000 msnm, son experiencias conmovedoras. Por eso, para que puedas sumergirte en el montañismo de altura y disfrutar de la experiencia de la mejor forma posible, te contamos 5 cosas que debés tener en cuenta.

En grandes alturas, hay menos oxígeno

La cordillera de los Andes es como un parque de diversiones para el montañismo de altura, pero su práctica tiene efectos significativos en el cuerpo y en la mente. Las personas nos desempeñamos mejor, tanto física como mentalmente, al nivel del mar, en donde la presión atmosférica es de 1 atm. Una vez que alcanzamos los 2500 metros sobre el nivel del mar, la presión atmosférica y el porcentaje de oxígeno disminuyen, por lo que es más difícil respirar.

Movete despacio y a un ritmo lento. Evitá movimientos bruscos, como agacharte y levantarte rápido. Descansá según sea necesario y respirá profundo.

Cuanto más alto vas, más intenso es el entorno

 Caminar a gran altura también puede afectar la hidratación de tu piel. Es importante que  siempre uses pantalla solar, protector labial y lentes de sol, junto con ropa que te cubra la cabeza y el cuello. 

 El aire enrarecido está acompañado por la falta de humedad. Tomá mucha agua, unos días antes y durante toda tu exposición a la altura.

Tené en cuenta el clima

El clima en la montaña puede cambiar drásticamente en cuestión de horas, ¡o incluso minutos! La lluvia, el granizo, la nieve, el frío y el viento de gran intensidad, son una posibilidad real durante todo el año cuando se camina por encima de los 3000 metros de altura.

Una vez que estés en el terreno, será imposible controlar el clima. Por eso, siempre tenés que analizar varios pronósticos antes de salir y, de ser posible, buscar la manera de chequear sus actualizaciones durante la salida.

Planificá tu viaje en función de las características del clima estacional del lugar al que vas. Por ejemplo, en el norte argentino, durante el período que va desde diciembre hasta marzo, los truenos y las tormentas intensas son comunes, por lo que es recomendable evitar esos meses.

Por encima de la “línea de vegetación”

El paisaje cambia a medida que ascendemos. La altitud de la “línea de vegetación” varía según el clima, pero, en todos los hábitats representa lo mismo: el límite hasta donde la vegetación es capaz de crecer, porque las condiciones se vuelven demasiado duras para ser tolerables.

El terreno se vuelve mucho más suelto y accidentado, por lo que es imprescindible contar con el calzado de montaña adecuado y protección para los tobillos.

En esta zona, las pircas suelen marcar el camino a seguir y es más difícil encontrar senderos bien formados. Además, las prácticas de bajo impacto se vuelven más estrictas. La falta de árboles y vegetación disminuyen la protección contra el mal tiempo, por eso, te recomendamos planificar con anterioridad tus opciones para saber cómo evacuar la zona o refugiarte, en caso de un temporal.

El mal de altura es real

El cuerpo no reacciona bien cuando subimos grandes alturas demasiado rápido. Cuando armamos un itinerario sin prever la aclimatación, el mal de altura puede manifestarse debido al cambio en la presión del aire y a la falta de oxígeno.

Para aclimatar, el cuerpo necesita ganar altura de forma progresiva. Así y todo, incluso habiendo seguido un plan correcto de aclimatación, el mal de altura puede manifestarse. Sus síntomas pueden incluir náuseas, dolor de cabeza, sed, falta de hambre o de coordinación, dificultad para respirar, confusión y vómitos. Si notás estas señales de advertencia desde temprano, la recomendación es no tomar medicamentos, sino hidratar bien y detener el ascenso hasta sentir una mejoría. En caso de múltiples síntomas de forma severa, la mejor manera de solucionarlo es bajar, descansar, hidratarse y comer alimentos livianos.

Caminar a gran altura vale la pena por las sensaciones únicas que se viven: la actividad física intensa se compensa con las vistas desbordantes y el aire único de la montaña. Vas a poder disfrutar la experiencia de forma segura si vas de a poco, descubriendo tu ritmo y teniendo en cuenta estos consejos. 

Y si querés seguir aprendiendo sobre montañismo de altura, te invitamos a darte una vuelta por esta otra nota de nuestro blog, en donde tenemos más información esperándote: ¿Porqué nos golpea la altura?

¡Buen ascenso!

Cuando salís a la naturaleza, la vestimenta por capas se convierte en tu termostato de tecnología inteligente: te permite regular la comodidad, al ponerte y quitarte “capas” de ropa, a medida que cambia el nivel de actividad o el clima.

Para entender cómo usar correctamente las capas de ropa para actividades al aire libre, necesitamos conocer la función de cada una:

  • Primera Capa: gestiona la humedad y absorbe el sudor de la piel.
  • Segunda Capa: es aislante y retiene el calor corporal para cuidarte del frío.
  • Tercera Capa: te protege del viento y la lluvia.

Incluso si no usas las tres capas de entrada, es una buena idea llevar prendas que cumplan con el objetivo de cada una, para que puedas desabrigarte si entrás en calor y siempre prepararte para lidiar con el viento y la lluvia.

Primera Capa: Gestión de la humedad

Es la capa que va pegada a la piel y su función es alejar la transpiración. Por eso, en condiciones frescas o frías, se necesitan primeras capas tales como interiores térmicos largos y absorbentes, para mantener la piel seca y evitar que te enfries

Materiales:

Podés optar por materiales sintéticos, como el poliéster y el nailon, o las fibras naturales, como la lana merino y la seda. Todos cumplen su función, pero existen diferencias en cuanto a la absorción, el secado, la retención de olores y la durabilidad.

Peso:

Las opciones son: ligero, medio y pesado, aunque también podés encontrar términos como “ultraligero” en un extremo del espectro o “de expedición” del otro. Las telas más pesadas (más gruesas) te abrigan más, aunque ese no es el propósito principal de una primera capa.

Climas cálidos:

Aquí van algunas consideraciones sobre primeras capas para climas cálidos:

  • Cualquier remera o camisa de verano es una buena primera capa, sobre todo si está confeccionada con una tela que ofrece absorción, ya que la humedad se esparce a través de las fibras y permite la evaporación.
  • La ropa interior, como los calzoncillos y corpiños, también debe absorber la humedad.
  • Las capas base con clasificación UPF te brindan protección solar adicional para días soleados.
  • El algodón, considerado un NO rotundo en invierno, ya que absorbe el agua y en contacto con la piel puede enfriarte, está bien si estás al aire libre durante un día de verano super seco.
  • Existen membranas orientadas a enfriar la piel en días calurosos, como es el caso de la tela impregnada en partículas de cerámica.

Segunda Capa: Aislamiento y abrigo

La segunda capa es la que ayuda a retener el calor que irradia tu cuerpo. Como las prendas por sí solas no tienen la capacidad de generar calor, es importante que esta capa sea eficiente.

Materiales de la capa intermedia:

Existen opciones sintéticas y naturales. A continuación, analizamos algunos de los materiales más comunes:

  • Fibras de poliéster (el viejo y conocido polar):
    Está disponible en versiones livianas, de peso medio y pesado (a veces, comercializadas como polar 100, 200 y 300). Te mantiene caliente incluso si se humedece, seca rápidamente y respira bien. Sin embargo, el viento atraviesa fácilmente las fibras, lo que puede disipar el calor. Algunas prendas traen membranas rompe viento, pero de no ser así, podés combinar tu polar con una tercera capa que sea rompe viento.
  • Camperas de pluma:
    Al ser muy comprimibles, ocupan poco lugar en la mochila. Además, ofrecen la mejor relación de calidez por su peso. Las plumas pueden ser de ganso, pato o mezcla, variando en sus capacidades de compresión y retención de calor, según su poder de relleno (fill power), que va de 450 a 900. La pluma pierde eficacia aislante cuando está húmeda, aunque existen tecnologías que minimizan este efecto.
    El gran inconveniente de la pluma es que proviene de animales. Existen estándares de trazabilidad que aseguran un tratamiento digno al animal. Al adquirir estas prendas, cada quien es consciente de lo que hace. 
  • Camperas con relleno sintético:
    Los aislamientos sintéticos imitan la eficiencia de la pluma y cada año se acercan un poco más a este estándar. Aunque las fibras sintéticas no se comprimen tan bien como la pluma de ganso, son una opción popular para condiciones de lluvia, ya que mantienen la capacidad de aislamiento cuando se humedecen.

Tercera Capa: Protección del clima

La tercera capa te protege del viento, la lluvia y la nieve. 

Las llamadas parkas son una pieza fundamental de tu equipo, ya que si se filtran el viento y el agua en las capas internas, podés enfriarte seriamente.

La mayoría están tratadas con repelente al agua duradero (DWR), para que el agua se desprenda rápidamente de la tela.

Se pueden agrupar en las siguientes categorías:

  • Parkas impermeables / transpirables:
    Es la opción más funcional para condiciones climáticas adversas, aunque también la más costosa. Existen variedad de membranas en el mercado, siendo Gore-Tex la más conocida. 
  • Parkas resistentes al agua / transpirables:
    Son las más adecuadas para lloviznas, viento y altos niveles de actividad. También, son más económicas. Están hechas de telas de nailon o poliéster apretado, que permiten bloquear el viento y la lluvia ligeros.
  • Parkas blandas (soft shells):
    Enfatizan la transpirabilidad y son prendas técnicas pensadas para estar en actividad en condiciones de humedad. La mayoría cuenta con paneles de tela elástica donde el ejercicio lo requiere. 
  • Parkas impermeables / no transpirables:
    Estas parkas básicas están bien para los días de lluvia con poca o ninguna actividad (por ejemplo pesca). Por lo general, están hechas de nailon recubierto, que es resistente al agua y al viento. 

Algunos ejemplos

A menudo nos preguntan cómo aplicar capas para un clima determinado. Sin embargo, cualquier sugerencia basada únicamente en el clima, pasa por alto temas claves, como el nivel de esfuerzo y el metabolismo personal. 

Por eso, los ejemplos a continuación son para una persona hipotética, que no posee particularmente frío o calor de forma natural y que va a hacer un trekking de medio día, de nivel intermedio:

  • Capas para clima frío (algo de viento):
    Arriba, interiores térmicos largos; debajo, interiores medios de poliéster. Una campera de abrigo liviana con aislamiento sintético. Pantalones de trekking medios. Campera y pantalón rompe viento/respirable (pueden ser campera y pantalón impermeables).
  • Capas para clima lluvioso (temperaturas frescas):
    Arriba, interiores térmicos largos; debajo, interiores ligeros de poliéster. Micro polar ligero respirable. Pantalones de trekking sintéticos. Campera y pantalón ligeros, impermeables y transpirables (con rejillas de ventilación abiertas).
  • Capas para clima cálido:
    Ropa interior de poliéster y camiseta sintética de manga corta. Pantalón de trekking convertible. Campera rompe viento ligera.

Es fundamental que te tomés el tiempo necesario para ajustar las capas, a medida que las condiciones van cambiando. Por ejemplo, si la lluvia y el viento disminuyen, podés guardar la campera impermeable. Si el trekking no te hace entrar en calor rápidamente, arrancá la caminata con una capa intermedia. Luego, mantenela a mano para los momentos de descanso o de hidratación.

Antes de emprender un itinerario de aventura, es importante que siempre conozcas su nivel de dificultad

Para esto, en los recorridos de montaña y aventura, se utilizan sistemas de graduación que te permiten obtener información anticipada sobre la dificultad de cada ruta.

En este artículo de nuestro blog, queremos que conozcas la forma en la que medimos el grado de dificultad de los itinerarios de montaña y aventura de Huka, para que siempre sepas el nivel de preparación que vas a necesitar y la exigencia a la que vas a estar expuesto.

A este sistema de graduación, también se puede añadir un signo (+) donde las dificultades superen por poco las características aquí descriptas.

PRINCIPIANTE

Relajado (1)
Disfrutá una aventura, despejá la mente y conectate con la naturaleza a tu ritmo.

  • Actividad: 1-3 horas, la mayoría de los días.
  • Distancias: menos de 5 km, la mayoría de las veces.
  • Superficies: terreno llano.
  • Cambio de elevación: poco o nada.
  • Altitud: menos de 1000 metros.

Fácil (2)
Ideal para recién iniciados en los viajes más activos.

  • Actividad: 3-5 horas, la mayoría de los días.
  • Distancias: caminar hasta 10 km, pedalear de 15 a 50 km; la mayoría de las veces.
  • Superficies: terreno irregular, con algunas subidas y bajadas empinadas.
  • Cambio de elevación: hasta 600 metros por día.
  • Altitud: hasta 1800 metros.

Moderado (3)
Para quienes estén dando sus primeros pasos o quieran seguir sumando experiencia en la naturaleza.

  • Actividad: 5-8 horas, al menos, alguno de los días.
  • Distancias: caminar hasta 16 km, la mayoría de los días, pedalear entre 30 y 65 km; la mayoría de los días.
  • Superficies: terreno ondulado o montañoso con algunas subidas / bajadas empinadas y senderos irregulares.
  • Cambio de elevación: hasta 1000 metros por día.
  • Altitud: hasta 3500 metros.
  • Específico escalada: la escalada es un ejercicio de cuerpo completo y físicamente exigente. Sin embargo, podés descansar cada vez que quieras. Mientras estés en las áreas de escalada, tendrás la oportunidad de probar numerosas vías de dificultad variable.

INTERMEDIO

Exigente (4)
Recomendado para personas que realizan actividad física con habilidades básicas en la actividad.

  • Actividad: 8-10 horas, al menos, alguno de los días.
  • Distancias: hasta 20 km la mayoría de los días, pedalear entre 50 y 80 km, la mayoría de los días.
  • Superficies: Terreno montañoso y expuesto con ascensos y descensos empinados y senderos irregulares.
  • Cambio de elevación: hasta 1200 metros por día.
  • Altitud: hasta 4500 metros. Es posible que se requiera experiencia en altura.

AVANZADO

Difícil (5)

Diseñado para personas entrenadas y con experiencia en el terreno.

  • Actividad: más de 10 horas, al menos, alguno de los días.
  • Distancias: 20 km o más la mayoría de los días, en bicicleta 80 km o más la mayoría de los días.
  • Superficies: terreno remoto, montañoso y expuesto con ascensos y descensos empinados, senderos irregulares con características sueltas.
  • Cambio de elevación: hasta 1200 metros por día.
  • Altitud: puede superar los 4500 metros. Se requiere experiencia en altura.

Armar la mochila de manera eficiente, puede alojar una cantidad increíble de equipo, pero también es importante que su distribución sea equilibrada y que no se mueva al caminar.

La mochi se puede dividir en tres zonas y el almacenamiento periférico:

  • Zona inferior: ideal para equipo voluminoso y artículos que no se necesitan hasta el campamento.
  • Zona central: buena para equipo denso y pesado. Cuanto más pegado a la espalda se encuentre el peso, mejor el balance.
  • Zona superior: recomendada para elementos esenciales que podés necesitar en el camino.
  • Bolsillos para accesorios: los que necesitas con frecuencia y ante una urgencia.
  • Bucles para herramientas y puntos de amarre: para equipo de gran tamaño o largo, como los bastones de trekking.

La idea es llenar los rincones y huecos hasta que se tenga una carga sólida y estable, con el peso igualmente equilibrado en cada lado. Una vez llena, se ajustan las correas de compresión, para optimizar la carga y evitar que se mueva mientras caminás.

Zona inferior

Acá van los artículos voluminosos que no necesitas usar hasta el campamento. Por ejemplo:

  • Bolsa de dormir (por lo general las mochilas tienen un compartimento inferior diseñado para esto).
  • Capa con la que planeas dormir.
  • Calzado ligero de campamento.

Empacar este tipo de equipo blando en la parte inferior, crea un sistema interno de absorción de impacto para la espalda y la mochila.

Zona central

En esta parte, ponés el equipo pesado que no vas a usar durante el trekking. Incluye:

  • Comida planificada para el acampe o días posteriores.
  • Kit de cocina.
  • Combustible.
  • Camel bag (depósito tipo sachet para agua).
  • Cuerpo y cubre-techo de la carpa.
  • Ropa extra.

Empacar artículos pesados en esta zona y contra la espalda, crea un centro de gravedad estable y dirige la carga hacia abajo, en lugar de hacia atrás. Esto es importante porque si se colocan muy abajo, hace que la mochila se combe y, colocados demasiado alto, hace que se sienta inestable.

Podés usar artículos blandos, como medias o ropa, para llenar los espacios y generar amortiguación entre los artículos voluminosos.

¿Llevás combustible líquido? En ese caso, usá solo botellas para combustible homologadas y asegurate que la tapa esté bien cerrada. Empacala en posición vertical y abajo (separada) de la comida, para que, en caso de un derrame, no se contaminen los alimentos.

Zona Superior

Arriba de todo, colocamos los elementos esenciales para usar en los senderos:

  • Campera impermeable.
  • Campera de abrigo.
  • Botiquín de primeros auxilios.
  • Filtro o purificador de agua.
  • Kit baño (papel/toallitas húmedas, bolsa de basura personal, palita).

Dependiendo del clima y el itinerario, también se puede guardar la carpa en esta parte, para un acceso rápido si una tormenta llega antes de lo previsto.

Bolsillos para accesorios

Todas las mochilas tienen diversos bolsillos: en la tapa, delanteros, laterales y en el cinturón lumbar. Se usan para organizar los elementos esenciales más pequeños:

  • Carta y brújula.
  • Electrónicos.
  • Lentes de sol.
  • Protector solar y labial.
  • Linterna frontal.
  • Repelente.
  • Comida de marcha.
  • Botellas de agua.
  • Cubre mochila para lluvia (si no tenés cubierta de lluvia, embolsá todo el contenido de la mochila).
  • Llaves del auto (por lo general, hay un clip dentro de uno de los bolsillos).
  • Documentación.

Bucles para herramientas y puntos de amarre

Algunos modelos de mochila traen bucles y puntos de amarre para transportar objetos y herramientas, tales como:

  • Bastones de trekking.
  • Varillas de la carpa.
  • Aislante para dormir.
  • Piqueta.
  • Crampones.
  • Cuerda.

Las margaritas y las correas de compresión también se pueden usar para sujetar equipo que no se puede llevar en otro lugar.

Sin embargo, siempre hay que minimizar la cantidad de artículos que llevamos en el exterior de la mochila, ya que pueden engancharse en ramas o rasparse contra las piedras. 

Si pasás tiempo al aire libre, es probable que hayas escuchado la frase “no dejar rastro”. Pero, ¿qué significa esto?. Se trata de las llamadas prácticas de bajo impacto, que nos permiten disfrutar y proteger nuestros espacios naturales.

Durante 2019, se registró un total de 4.3 millones de visitantes en los Parques Nacionales (PN) de Argentina. Año tras año, nuestro amor por la vida al aire libre le pasa la factura a la naturaleza: áreas impactadas con basura, especies invasoras, vida silvestre habituada, erosión de senderos, fuentes de agua contaminada y más. Si bien quienes participamos de estas actividades no tenemos la intención de dañar el entorno natural, es posible que tampoco tengamos el conocimiento para preservarlo.

Los Siete Principios de “No dejar rastro” (© 1999 por el Leave No Trace Center for Outdoor Ethics: www.LNT.org), proporcionan un marco de fácil comprensión de las prácticas de impacto mínimo, para todas las personas que salen a la naturaleza. Estos principios pueden aplicarse en cualquier lugar, desde áreas silvestres remotas hasta plazas y parques locales e incluso en el patio de tu casa. Es decir, aplican para casi todas las actividades recreativas al aire libre. Cada principio cubre un tema específico y brinda información detallada para minimizar nuestro impacto.

  1. Planificá con anticipación y preparate.
  2. Transitá y acampá sobre superficies resistentes.
  3. Disponé de los desechos y la basura de forma adecuada.
  4. Dejá lo que encuentres, no te lleves nada “de recuerdo”.
  5. Minimizá el impacto del fuego.
  6. Respetá la vida silvestre.
  7. Tené en consideración a las otras personas.

Planificá con anticipación y preparate

Esto aplica a varios niveles: si no tenés una buena preparación, es más probable que surjan inconvenientes. La falta de planificación puede llevar a situaciones de cansancio o miedo, obligándote a tomar malas decisiones. Planificar con anticipación, incluye investigar sobre el destino y empacar de forma acorde.

  • Investigá las regulaciones, particularidades ambientales y riesgos del área a transitar.
  • Programá el viaje, evitando los momentos de mayor concurrencia.
  • Salí en grupos pequeños. Si no fuera posible, una alternativa es subdividir los grupos.
  • Re-empaquetá la comida para minimizar el desperdicio.
  • Preparate para condiciones climáticas extremas, peligros y emergencias.
  • Usá GPS o navega con carta y brújula, para erradicar el uso de pintura de marcado, montículos de rocas u otros.

Transitá y acampá sobre superficies resistentes

Cuando estés explorando, preparándote para un picnic o por montar un campamento, buscá tipos de terrenos resistentes. Las superficies ideales incluyen senderos y campamentos establecidos. También roca, grava, pasto seco o nieve.

En áreas transitadas:

  • Usá los senderos y campamentos existentes.
  • Acampá al menos a 60 m de lagos y arroyos.
  • Armá campamentos chicos. Concentrá la actividad en áreas donde no haya vegetación.
  • Caminá en fila india en medio del sendero, incluso cuando esté mojado o embarrado.

En áreas prístinas (vírgenes):

  • Dispersá el uso de la zona para evitar la generación de acampes y senderos.
  • Evitá lugares donde el impacto recién comienza.

Disponé de los desechos y la basura de forma adecuada

Este principio se aplica a todo: desde papel higiénico y toallitas húmedas, hasta los desechos humanos, el agua de enjuague cuando te lavás los dientes y la basura en general.

  • Si vino con vos, vuelve con vos. Inspeccioná el campamento y área de baño en busca de basura o alimentos derramados. Embolsá toda la basura (restos de comida, envoltorios, papeles, etc) y bajalos con vos. Dejá siempre el lugar más limpio de lo que lo encontraste.
  • Para la caca 💩, debés contar con una pala pequeña para poder hacer agujeros de 15 a 20 cm de profundidad y enterrar los desechos sólidos (el papel/toallitas con las que nos limpiamos, bajan con vos), al menos a 60 m del agua, del campamento y los senderos. Al terminar, rellená y cubrí con la cobertura de suelo original. En algunas áreas naturales muy afectadas o campamentos de altura, como por ejemplo en el Parque Provincial Cordón del Plata, se requiere incluso que bajemos los desechos humanos: para ésto, es altamente recomendado el uso del Caca-Tubo.
  • El papel higiénico, las toallitas húmedas y otros elementos de higiene personal, debés bajarlos con vos. Para esto, es indispensable contar con una pequeña bolsa para los residuos personales.
  • Para enjuagarte el cuerpo o lavar los platos, tenés que transportar el agua necesaria a 60 m del cause. Para lavar vajilla, se recomienda el uso de piedras pequeñas u arena. Si usamos productos, deben ser biodegradables y en muy pequeñas cantidades. Al lavar platos, esparcí el agua “sucia” luego del enjuague. Una buena alternativa, para los lugares a los que llegás con vehículo, es usar un balde para todas las tareas anteriormente mencionadas.

Dejá lo que encuentres, no te lleves nada “de recuerdo”

Otra frase que debés haber escuchado si venís saliendo a la naturaleza es: “tomá solo fotos, dejá sólo huellas”, lo cual es válido, aunque ni siquiera dejar huellas es aún mejor.

  • Preservá el pasado: en innumerables itinerarios (sobre todo en el norte argentino) es posible encontrar estructuras y artefactos culturales o históricos. Se pueden examinar, pero no tocar o intervenir.
  • Dejá piedras, plantas y otros objetos naturales tal como los encuentres.
  • Evitá introducir o transportar especies no autóctonas. También es necesario limpiar las suelas del calzado, los cascos de los kayak y los neumáticos de las bicis entre viajes.
  • No construyas estructuras, muebles ni zanjas.

Minimizá el impacto del fuego

El fogón es un ritual de campamento atemporal, pero también es el más destructivo de los rituales. La mejor opción es no hacer fuego: existen calentadores livianos para cocinar y linternas para tener luz. Observar las estrellas es una excelente actividad nocturna y se disfruta mejor cuando se está en total oscuridad.

  • Donde se encuentre permitido, usá fogones existentes y/o habilitados.
  • El fuego debe ser pequeño.
  • Únicamente se puede alimentar de palos y ramas caídas. Tomá solo aquellas que puedas romper con las manos.
  • No llevés leña de otro lado, ya que puede introducir plagas o enfermedades. Si la vas a comprar, que sea de una fuente local.
  • Quemá toda la madera y el carbón hasta convertirlo en cenizas. Apagá el fuego por completo.

Respetá la vida silvestre

No te acerques a los animales. La mejor forma de contemplar la vida que nos rodea y disfrutar de los encuentros casuales con animales, es a través del zoom de nuestras cámaras o de un par de binoculares.

  • Observá la vida silvestre a la distancia. No sigas a los animales ni te acerques a ellos.
  • Nunca alimentes a los animales. Alimentar a la vida silvestre daña su salud, altera los comportamientos naturales (como suele suceder en el Parque Nacional Iguazú con los Coatíes, por ejemplo), generando una mayor exposición a depredadores, entre otros peligros.
  • Almacená correctamente la comida y la basura evitando que los animales accedan a ella. En muchos casos, se puede colgar de ramas o piedras, utilizando un cordín fino con el pico de una botella de plástico cortada enhebrado sobre el mismo. De esta forma, las “lauchas” más pequeñas y ágiles no pueden alcanzar los bultos.
  • Controlá a tus mascotas en todo momento. Si es posible, mejor dejalas en casa.
  • Informate de la vida silvestre, sus períodos y particularidades. Evitá los encuentros durante los momentos de apareamiento, anidación, crianza o en invierno.

Tené en consideración a las otras personas

“Tratá a los demás como te gustaría que te traten”, es una regla que también se aplica a la vida al aire libre.

  • Respetá al resto de las aventureras y de los aventureros. Cuidá la calidad de su experiencia.
  • Sé cortés, cedé el paso si tu posición es mejor, a quienes vienen subiendo o tienen propensión a desestabilizarse, ya que por lo general están realizando un mayor esfuerzo y vienen con más peso.
  • Existen sendas que son compartidas por senderistas, jinetes (o mulares) y ciclistas. Por lo general, se establece que el senderista tiene prioridad absoluta y que el jinete tiene prioridad sobre el ciclista.
  • Descansá y acampá lejos de senderos y visitantes.
  • Dejá que los sonidos de la naturaleza prevalezcan. Evitá las voces, la música y los ruidos fuertes.
  • Manejá a tu mascota adecuadamente.

Una de las consultas más frecuentes que recibimos es: ¿Cuánto debería pesar mi mochila?. Muchos factores influyen en la determinación del peso de la mochila, lo que dificulta dar una recomendación de peso exacta para cada persona. Para responder esta pregunta vamos a hablarles desde nuestra experiencia personal y nuestra formación profesional.

Mochila para trekking y senderismo

Para definir el peso de una mochila de trekking o senderismo, podemos utilizar estos lineamientos básicos y sumamente generales:

  • Una mochila cargada no debe pesar más del 20% de tu peso corporal.
  • Una mochila de excursión por el día no debe pesar más del 10% de tu peso corporal.

Usar porcentajes de peso corporal como guía te van a ayudar a mantener tu mochila en un peso manejable adaptado a tu propia capacidad. Pero no funciona en todas las situaciones, las personas pequeñas a menudo terminan cargando más del 20% de su peso, por otro lado las  actividades que requieran equipamiento técnico pueden influir sensiblemente en la ecuación.

Ahora bien, hay factores externos a nuestro cuerpo que juegan un papel importante en el peso total de la mochi:

  • Duración del viaje: cuanto más largo sea tu viaje, más comida, agua y combustible necesitarás llevar, lo que, por supuesto, añade peso a tu mochila. Incluso en itinerarios de varios días, vas a querer que tu mochila se acerque al 20% de tu peso corporal, por lo que debemos ser cuidadosxs con el equipo y la ropa que llevamos para compensar todo ese peso adicional.
  • Temporada / clima: si vas a salir con temperaturas frías, necesitarás ropa y equipo más abrigados y pesados ​​que si estuvieras haciendo trekking en un clima soleado de verano.
  • Preferencias personales: algunas personas valoran la comodidad en el campamento y están dispuestas a aceptar el peso inherente que conlleva transportar “lujos” como una hamaca, ropa extra o un aislante inflable. A otros nos parece bien usar la misma ropa durante días y dormir sobre un aislante ultra-liviano.

No es fácil, sobre todo cuando recién damos nuestros primeros pasos, saber cómo reducir el peso de nuestra mochila.

Y… ¿Cómo reducimos el peso?

La mayoría de lxs aventurerxs encontramos valor en llevar menos peso: ayuda a viajar más rápido, más lejos y más cómodo. Al momento de elegir que llevamos en la mochila es fundamental no comprometer nuestro bienestar, un botiquín de primeros auxilios es un buen ejemplo de un articulo que no tenemos que dejar en casa para reducir peso. Ciertamente, podemos elegir versiones livianas de esos artículos, pero no omitirlos por completo. También es importante pensar en nuestrxs compañerxs de aventura y no depender de ellxs para obtener comida adicional o una capa de abrigo extra.

Habiendo dicho esto, aquí van algunas sugerencias:

Conoce tu peso base: El peso base es cuánto pesa tu mochila cargada, menos los “consumibles”, como alimentos, agua y combustible. Esas cantidades varían de un viaje a otro y disminuirán a lo largo del viaje a medida que comamos, bebamos y cocinemos. Pero todo lo demás que vaya en la mochila, como la carpa, la bolsa de dormir, calentador y marmita, ropa…, no cambiará mucho de un viaje a otro. Conocer nuestro peso base nos provee de un número constante en el que trabajar para reducir el peso.

“Generalmente” se considera ultraligero ($$$) si tu peso base es inferior a 4,5 kg y ligero ($$) si tu peso base es inferior a 9 kg. La mayoría de los mortales ($) tenemos un peso base de menos de 13 kg.

Pesá tu equipo (solo para obsesivos): Usa una balanza de cocina y/o una báscula de equipaje para pesar todo tu equipo actual. ¡Esto incluye todo!, desde tus interiores térmicos hasta la carpa separada por varillas, cuerpo y sobre-techo. Registrar los pesos en una planilla de calculo es útil para comparar elementos a la hora de planificar, incluso nos permite probar distintas configuraciones del peso base en función de las necesidades de cada salida, una mochila para una expedición de altura puede implicar de base un peso muy distinto al de las mochilas de trekking y senderismo que describimos arriba.

Probablemente con los años tengas un puñado de objetos para usos similares, como dos camperas de pluma, y saber el peso exacto de cada cosa puede ayudar a decidir cuál llevar y cual dejar.

Los 3 grandes: La mayor parte del peso base de la mochila se encuentra en: la propia mochila, la bolsa de dormir y la carpa. Estas tres piezas fundamentales de nuestro equipo suelen ser caras, prestar especial atención a las características que ofrece cada marca y modelo nos va a servir para encontrar la mejor ecuación entre el peso, nuestras necesidades y nuestro presupuesto.

Un gran recurso para comparar y leer revisiones confiables de equipo que suelo usar frecuentemente es la página www.outdoorgearlab.com.

Planifica las comidas: ¿Quien no salió corriendo a la montaña alguna vez agarrando un montón de comida antes de salir por la puerta de casa? Es la mejor forma de terminar con dolor de espalda. Tomarnos el tiempo para planificar el menú, evitará que una cantidad irracional de comida termine de paseo en la mochila. Un objetivo razonable es de 700 gr a 1,1 kg de comida (o de 2500 a 4500 calorías) por persona por día, dependiendo tu tamaño, peso y el nivel de esfuerzo a realizar. Es aconsejable llevar un poco de comida extra.

Re-empaca: ¿Necesitamos un tubo gigante de pasta de dientes para un viaje de fin de semana? ¿Qué pasa con la caja de cartón del arroz listo que nos comemos arriba? Re-empacar es una manera fácil de ahorrar peso. Se pueden usar empaques pequeños de viaje reutilizables para la pasta de dientes y el protector solar.

En cuanto a la comida, en lugar de llevar el empaque original con todo el contenido, se puede fraccionar según lo que necesitemos en bolsas tipo Ziploc, son pequeños, simples, livianos y reutilizables. La comida liofilizada no debe re-empacarse y debe transportarse como viene.

Por último, podemos prescindir de los empaques individuales u objetos complementarios de nuestro equipo que suman peso innecesario a la mochila. Estos objetos son por ejemplo la bolsa para guardar la carpa o las estacas, si sabemos de antemano que no las vamos a usar.

Crea la lista de equipo para tu salida: Contar con la lista de equipo cuando estas armando la mochi te ayuda a llevar solo lo que realmente necesitas y no olvidarte de nada. Debemos evitar llevar articulos de único uso, por ejemplo una almohada inflable. Fácilmente podemos usar nuestra campera de abrigo para lograr la misma comodidad sin aumentar el peso.

¡A armar la mochi!

No importa cuán liviano sea tu equipo, abarrotar cosas en la mochila al azar o dejar objetos “colgando” por fuera, seguramente resulte en una carga incómoda e inestable. Existe un método para que la mochila quede equilibrada y segura, pero ya es materia de otro artículo: Armar la mochila